En ocasiones, los remedios más sencillos y naturales pueden ser muy eficaces. Seguro que, en más de una ocasión, cuando has llegado a casa con las piernas cansadas y las varices muy inflamadas te has visto obligad@ a darte una ducha fría, poner las piernas en alto o tomar algún fármaco.
Las venas varicosas o la insuficiencia venosa se dan tanto en hombres como en mujeres. Los factores que determinan su aparición son múltiples; herencia genética, hábitos poco saludables, sobrepeso, embarazo…
Las válvulas unidireccionales en las venas de las piernas impiden que la sangre vaya de forma tan fluida y normal hacia el corazón. No hay un retorno venoso óptimo, y las venas se inflaman.
La sangre acumulada puede ocasionar dolor, presión, picor, un molesto hormigueo…
Podemos llegar a situaciones más serias, cuando dicha acumulación de sangre ocasiona coágulos y cambios en el color de la piel.
Veamos ahora por qué los tomates pueden ayudarnos a reducir estas molestias.
El tomate es rico en licopeno
El tomate es rico en un tipo de carotenoide llamado licopeno. Este poderoso antioxidante tiene como principal virtud actuar como un excelente antiinflamatorio.
Los tomates actúan como un anticoagulante
Seguro que más de una vez habrás notado un ligero escozor cuando tocas la pulpa del tomate. Es muy ácido, en especial, sus semillas, ahí donde se contienen sus mejores propiedades para tratar el problema de las venas varicosas.
Investigadores del Instituto de Investigación Rowett, en Escocia, descubrieron los beneficios de los tomates para combatir la formación de coágulos, ese problema tan común en personas con problemas vasculares.
Las semillas de los tomates y la pulpa de su alrededor contienen una sustancia que actúa como potente antiagregante plaquetario.
Si consumimos 4 tomates diarios, según este estudio, evitaríamos la formación de coágulos en hasta un 72 por ciento y mejoraríamos, además, el retorno venoso.
No obstante, ya sabes que esto es solo un tratamiento paliativo y que nunca va a resolver el problema de las venas varicosas.