Además de las varices existen numerosas enfermedades vasculares provocadas por muy diversos factores. Entre los desencadenantes que las originan podemos encontrar una mala circulación sanguínea, la inflamación de las venas, antecedentes familiares, obesidad, un embarazo, la inactividad o cualquier afección directa al corazón y a los propios vasos sanguíneos como el colesterol y la diabetes.
Por este motivo, debemos prestar especial atención al cuidado de nuestro cuerpo más siempre y cuando se trate de nuestro aparato circulatorio. Y es que un problema en el sistema vascular sanguíneo no tiene exclusivamente como consecuencia la aparición de arañitas vasculares o problemas varicosos, sino que también puede suponer la aparición de enfermedades vasculares que requieran una gran atención médica y unos cuidados mayores. Puesto que ponen totalmente en juego nuestra salud.
Podemos encontrar diferentes tipos de enfermedades vasculares en función a las zonas del cuerpo a las que afecten: cardiovasculares, cerebrovasculares o periféricas. Siendo una de las más comunes, y que forma parte de las periféricas, la flebitis, cuya manifestación se produce generalmente con una gran inflamación en las piernas.
La flebitis es la inflamación de una vena superficial o profunda ocasionada por diversos factores como un simple virus o incluso de forma espontánea. Su principal consecuencia es la aparición de un trombo o coágulo que se forma en un vaso sanguíneo. Por ello, es fundamental reconocer sus síntomas de inmediato y acudir a un especialista.
La flebitis superficial suele corregirse con descanso, reposo y una medicación específica. Sus principales síntomas se muestran en unas piernas cansadas, hinchadas, enrojecidas y con una temperatura elevada. Sin embargo, la flebitis profunda, es mucho más complicada, necesita más atención y un tratamiento anticoagulante, ya que en poco tiempo puede extenderse y provocar una embolia. Sus síntomas son de un hinchazón mayor junto al enrojecimiento, además de ocasionar un dolor intenso.
El modo de evitar la aparición de una flebitis o cualquier enfermedad de tipo vascular es similar al que empleamos para prevenir las varices. Si decimos adiós a una vida sedentaria, comenzamos a hacer ejercicio diariamente y cuidamos nuestra alimentación, no solo podremos prevenir la aparición de varices, sino que también nos mantendremos lejos de padecer enfermedades vasculares que puedan poner en riesgo nuestra salud.