Las varices son una de las afecciones más comunes que afectan a la salud vascular, especialmente en las piernas. Estas venas dilatadas y tortuosas suelen ser más visibles en la superficie de la piel, y en ocasiones pueden causar dolor, hinchazón y una sensación de pesadez. Aunque factores como la genética, el embarazo y el sobrepeso son conocidos por su influencia en la aparición de las varices, la postura también juega un papel crucial en su desarrollo. Adoptar una postura incorrecta o mantener una misma posición durante períodos prolongados puede alterar la circulación sanguínea, favoreciendo la aparición de estas venas dilatadas.
El sistema circulatorio y las varices
Para entender cómo la postura afecta el desarrollo de las varices, es esencial comprender cómo funciona el sistema circulatorio. La principal tarea de las venas es transportar la sangre desde las extremidades hacia el corazón, enfrentando la fuerza de la gravedad, especialmente en las piernas. Para facilitar este flujo sanguíneo hacia arriba, las venas cuentan con válvulas que se abren para permitir que la sangre pase y luego se cierran para evitar que retroceda. Sin embargo, cuando la circulación se ve comprometida, ya sea por una debilidad en las válvulas o por un esfuerzo excesivo debido a la postura, las venas pueden dilatarse y deformarse, formando las varices.
¿Cómo la postura afecta las varices?
Existen diversas posturas en las que nuestro cuerpo puede estar durante el día que favorecen el desarrollo de las varices. A continuación, exploramos las posturas más comunes que pueden tener un impacto negativo en la circulación sanguínea.
1. Posturas prolongadas de pie
Mantenerse de pie durante largos períodos de tiempo es uno de los factores más conocidos que contribuyen al desarrollo de las varices. Esto se debe a que la sangre tiende a acumularse en las venas de las piernas debido a la gravedad, lo que genera una presión excesiva sobre ellas. Cuando estamos de pie, las venas de las extremidades inferiores deben trabajar más intensamente para devolver la sangre al corazón, y si no movemos las piernas o cambiamos de postura con frecuencia, esa presión aumenta, lo que puede dañar las válvulas venosas con el tiempo y propiciar la formación de varices.
Las personas que realizan trabajos en los que tienen que estar de pie durante muchas horas, como los vendedores, los maestros o los trabajadores de la salud, tienen un mayor riesgo de desarrollar varices. Para reducir este riesgo, es importante cambiar de postura frecuentemente, moverse o caminar cada cierto tiempo y, si es posible, usar un taburete o soporte que permita descansar una pierna a la vez.
2. Posturas sentadas por largas horas
Al igual que estar de pie, permanecer sentado en una misma posición durante largos períodos también puede afectar la circulación. Cuando te sientas por mucho tiempo, especialmente si cruzas las piernas o permaneces rígido sin moverlas, la sangre puede estancarse en las venas, lo que aumenta la presión venosa. Esto es aún más problemático si la postura sentada no es ergonómica, ya que puede comprimir las venas principales de las piernas.
Las personas que tienen trabajos de oficina o que pasan mucho tiempo sentadas frente a una computadora están expuestas a este riesgo. Es fundamental realizar pausas activas, levantarse de la silla, estirarse y caminar durante unos minutos cada hora para mejorar la circulación. También puedes intentar mantener las piernas ligeramente elevadas al sentarte para aliviar la presión en las venas.
3. Postura al dormir
El descanso nocturno es esencial para la recuperación de nuestro cuerpo, y la postura en la que dormimos también influye en la circulación sanguínea. Dormir con las piernas dobladas o en posiciones que favorecen la compresión de las venas puede dificultar el flujo sanguíneo, mientras que dormir con las piernas elevadas puede aliviar la presión venosa y favorecer el retorno de la sangre al corazón.
Si sufres de hinchazón o pesadez en las piernas, dormir con las piernas ligeramente elevadas sobre una almohada puede ayudar a reducir estos síntomas y mejorar la circulación. Además, evitar dormir sobre el lado que presione directamente las piernas también es importante.
4. La postura al caminar o correr
Aunque caminar es una de las mejores actividades para mantener una circulación saludable, hacerlo de manera incorrecta también puede tener efectos negativos sobre las venas de las piernas. La postura al caminar y correr es crucial: si tu cuerpo no está alineado adecuadamente, las piernas pueden forzar más esfuerzo del necesario para realizar los movimientos. El desalineamiento de la pelvis, las rodillas o los pies puede aumentar la presión en las venas y contribuir a la aparición de varices.
Un consejo importante es prestar atención a la mecánica corporal al caminar o correr. Asegúrate de mantener una postura erguida, con los pies correctamente alineados y las rodillas ligeramente flexionadas para evitar la presión excesiva sobre las venas.
Factores que agravan la influencia de la postura
A pesar de que la postura tiene un impacto significativo en la salud de nuestras venas, existen otros factores que pueden agravar el desarrollo de las varices. Es importante ser consciente de estos factores para abordar la condición de manera más efectiva:
- Genética: Las personas con antecedentes familiares de varices tienen un mayor riesgo de desarrollarlas, ya que la predisposición genética juega un papel clave en la salud de las venas.
- Embarazo: Durante el embarazo, el aumento del volumen sanguíneo y el peso adicional pueden presionar las venas de las piernas, lo que facilita la aparición de varices, especialmente en las últimas etapas de la gestación.
- Obesidad: El exceso de peso corporal aumenta la presión sobre las venas de las piernas, lo que puede favorecer la dilatación venosa.
- Estilo de vida sedentario: La falta de ejercicio puede debilitar los músculos y las venas de las piernas, lo que dificulta la circulación sanguínea y favorece la aparición de varices.
Prevención y tratamiento de las varices
Aunque no siempre podemos controlar todos los factores de riesgo, hay varias estrategias que podemos adoptar para prevenir y aliviar los síntomas de las varices.
1. Ejercicio regular
Realizar actividades físicas que impliquen el movimiento de las piernas, como caminar, nadar o montar en bicicleta, es una excelente manera de mejorar la circulación sanguínea. Además, el fortalecimiento de los músculos de las piernas ayuda a reducir la presión sobre las venas.
2. Cambiar de posición frecuentemente
Si tu trabajo o rutina diaria te obliga a permanecer mucho tiempo de pie o sentado, es fundamental que cambies de posición con frecuencia. Asegúrate de mover las piernas, caminar durante unos minutos o realizar estiramientos para activar la circulación.
3. Elevación de las piernas
Elevar las piernas durante el descanso o al dormir es una excelente manera de aliviar la presión sobre las venas y mejorar el retorno sanguíneo.
4. Usar medias de compresión
Las medias de compresión son una herramienta eficaz para prevenir y tratar las varices. Estas medias ayudan a mantener las venas en su lugar y favorecen el flujo sanguíneo.
5. Mantener un peso saludable
Reducir el sobrepeso aligera la presión sobre las venas de las piernas y reduce el riesgo de desarrollar varices.
6. Consultar con un especialista
Si ya sufres de varices, es importante consultar a un médico o especialista en salud vascular. Existen tratamientos como la escleroterapia, el láser o la cirugía que pueden ayudar a tratar las varices y aliviar los síntomas.
Conclusión
La postura es un factor clave en la aparición y desarrollo de las varices, especialmente cuando adoptamos posturas incorrectas o pasamos mucho tiempo en posiciones estáticas. Si bien no podemos cambiar nuestra genética ni evitar completamente ciertos factores, sí podemos tomar medidas para mejorar nuestra postura y hábitos diarios, lo que contribuirá a la salud de nuestras venas y a la prevención de las varices. Mantener una vida activa, cambiar de postura regularmente y cuidar nuestra circulación son pasos fundamentales para prevenir esta condición.
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